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Que, según reza la sabiduría popular, son peores que
las mentiras.
Es inútil discutir que las vigentes políticas
económicas impuestas por el establishment neoliberal
son absolutamente absurdas, al menos para en relación a sus pretendidos
objetivos. Ellos ya lo saben. ¿Queréis una muestra? Un informe hecho público en Tokio, en octubre
de 2012, durante la Conferencia de Otoño del… FMI, sí de uno de los componentes
de la troika que impone a Grecia y a
toda Europa la austeridad, dice más o menos así:
“Tras un
exhaustivo análisis de las crisis financieras y económicas que se han producido
en el mundo desde finales del siglo XIX, siempre que se han aplicado frente a
ellas políticas monetarias y fiscales restrictivas (austericidio) los
resultados han sido contraproducentes, y la recesión se ha profundizado y
prolongado. Por el contrario, en los casos en los que la política monetaria y
fiscal han sido expansivas (new deal), promoviendo el
crecimiento de la demanda interna, los resultados han sido positivos”.
¿Realmente hacen falta economistas
de cabecera, de ingresos netos anuales de seis dígitos, para saber esto? ¡Si lo
saben hasta los niños¡ Vamos a ver Pepito, cuando tu papá te baja la paga
¿compras más o menos chuches? Y cuando baja la demanda de dulces baja y las
fábricas de caramelos venden menos ¿qué pasa con ellas y con sus trabajadores?
¿Realmente es necesario discutir esta cuestión? ¿Es preciso airear estas
obviedades en la primera alcachofa que se te presenta, en una reunión de
partido o en un mitin de campaña? Creo que no. Es demasiado humillante. Supone
caer muy bajo. Casi tanto como ha caído en Ministerio de Hacienda,
transformado, como dice David Torres, en un chiringuito donde se cocinan los
argumentos más falaces contra aquéllos a los que se quiere hundir (Monedero) y
las excusas más peregrinas para los afortunados a quienes se quiere salvar a
toda costa (como comparar al PP con Caritas). Realmente la palabra chiringuito
se queda corta, pero la prudencia me impide aplicar la palabra adecuada.
Sí, los argumentos a favor de la austeridad
son totalmente absurdos. Sin embargo, hay que pensar siempre que el enemigo
puede tener sus razones, y que algunas pueden ser de gran calado. Pensadlo
bien. Incluso esta gente del PP os daría a todos pan y jamón de bellota, si
pudiera, con tal de ganar otras elecciones y seguir calentando poltronas. No,
el problema tiene que ser otro. Algo ocultan. Entonces el reproche ya no se
encontraría en el absurdo de las políticas económicas defendidas, sino en la
tergiversación deliberada de la realidad. En no decir la verdad.
¿Por qué motivo alguien no diría la verdad?
Básicamente porque tiene algo que perder diciéndola.
El gobierno saca 7.416 plazas para funcionarios en
pleno año electoral, y Montoro “da por terminado el recorte de empleo público”.
¡Que peligroso es este individuo!
Veréis en 1993, para ganar las elecciones generales
de dicho año, Felipe González recurrió a Baltasar Garzón, que fue como número
dos en las listas Partido Socialista por Madrid. Un periodista en el que por
entonces creía mucho, después fue menguando mi crédito por él hasta desaparecer
por completo, Pedro J. Ramírez, advertía desde su púlpito semanal de que se
trataba de una operación de marketing político. Decía concretamente algo así
como que la persona indicada, utilizado porque se dejó utilizar, sería “el
preservativo que desaparecería por el sumidero” una vez zanjada la contienda
electoral.
El tiempo, y poco tiempo realmente, le daría
completamente la razón. Pues bien, de lo que vais a ver y oír en los próximos
meses ¡no os creáis nada! ¡Son el profiláctico que irá a la basura nada más
cerrarse las urnas!
No hay recursos, especialmente energéticos, para
continuar creciendo.
Ya no se puede ampliar la tarta. Solo queda repartirla de otra manera, lo que
resulta extremadamente peligroso para el sistema (capitalista corporativo) vigente. Así pues, continúan
mintiendo, mientras puedan. Llegará el día después de las elecciones y… hay que
seguir ajustando el déficit. Nuevos e inquietantes recortes se dibujan en el
horizonte; la actividad económica, mantenida artificialmente a través de la
contracción masiva de deuda,
volverá a caer; la falta de crecimiento pondrá en duda la viabilidad de los
créditos concedidos; la incertidumbre económica y financiera hará mella en las
bolsas; los impuestos continuarán subiendo; el crédito volverá a racionarse,
bueno, en realidad, desde el inicio de la crisis, hace ya largos años,
prácticamente no ha levantado cabeza; los inmuebles,
faltos de demanda, seguirán su camino hacia el infierno; y la oferta de empleo
público…, pues no sé lo que pasará con ella, pero si hay dificultades de
tesorería para pagar a los funcionarios ya existentes, no os digo nada de lo
que será de los futuros. Digo más, los próximos cuatro años son cruciales para
el sistema de pensiones,
que no podrán pagarse de seguir la recesión (que seguirá sin cambios profundos
en el sistema productivo), pues se agotará el fondo de reserva. ¿Qué harán?
Estas son las razones que me han hecho abandonar la
idea de que Podemos,
o cualquier opción decente, gobierne a corto plazo. Viva el pacto PP-PSOE.
Dejad al régimen quemar su último cartucho. Dejadles hacer sus componendas. Así
nos libraremos de todos ellos de un solo escobazo. No les votéis, claro, pero
dejad que los desinformados que os rodean les voten, y de paso que se compren
un piso y un buen paquete de acciones. Ya lo lamentarán. No informéis y no
seréis malinformados. Como mucho abrid un blog que no lee casi nadie, y allí
explayaros, que luego ya os leerán, vaya que sí, tiempo después, y creerán que
sois magos.
Saludos,
Calícrates